Por esto he decidido crear este blog. Como válvula de escape a mi subconsciente. Como una liberación para esos blogs profanados.
No pretedo crear belleza en este blog. Lo que aquí escriba quizás no será de gran riqueza literaria ni de erudita filosofía. No pretendo nada.
Los comentarios serán bienvenidos. Pero no los pido, no rogaré ni coaccionaré a nadie para que escriba. Ni tan siquiera voy a difundir la dirección de este blog, excepto quizás a algunos elegidos... No quiero público, no busco admiradores. Este no es un lugar creado para hacer crecer mi ego. Es únicamente, para mí. No persigo la gloria.
Sólo busco libertad.
29 de agosto de 2007
Declaración de intenciones
Hace unas semanas, una amiga me confesó que ella escribía un blog. Inmediatamente, mi corazón dio un respingo y mis ojos (si yo hubiera podido verlos), estoy segura de que se iluminaron. Con avidez, le pedí la dirección; no sin antes prevenirle :"te advierto de que yo en los blogs, escribo". Parece una alerta sin fundamente, puesto que, en principio, ésa es la función de un blog: compartir tus pensamientos con otros, buscando en muchos casos los comentarios de los lectores. Pero en mi caso, el hecho de que yo tenga conocimiento de la existencia de un blog amigo, es un peligro para la integridad del mismo... Desde entonces, mis comentarios han crecido en el blog de esta amiga: han florecido en las entradas más actuales, he profanado impúdicamente las antiguas.
No es la primera vez que sucede esto. Tiendo a "parasitar" blogs ajenos. Mis amigos dicen que no les molesta, pero a menudo pienso que el blog es suyo, no mío, y que no tengo derecho a invadirlo de ese modo. Con frecuencia mis comentarios son más extensos que los escritos del propio dueño. En ocasiones están totalmente incorrelados con la entrada original... se trata simplemente de pensamientos que yo sentía la necesidad de vaciar de mi cabeza, de sentimientos que fluían desde mi corazón, de cosas que quería decir...
A menudo, hablo sola. Más que sola, me descubro teniendo conversaciones con un oyente imaginario, con quien dialogo y discuto filosóficamente. Mi amor por la dialéctica me ha debido llevar a ello... o símplemente, el deseo de compartir pensamientos que por otro lado, pocos pueden comprender, que a pocos interesan y a casi nadie puedo confiar, bajo pena de que esos oyentes se creen una imagen distorsionada, cruel, negativa, y muy probablemente falsa de mi persona.
En casa, tengo un cuaderno. En él comento libros que he leído, situaciones que he vivido, conversaciones que me han marcado... o redacto los pensamientos que atormentan mi alma. Algunos de ellos podrán ser volcados ahora en este blog. Otros, no verán más luz que la que pueda filtrarse a través de las traslúcidas tapas rojas de ese cuaderno.
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