5 de noviembre de 2007

Amo a La Renfe.




Los hechos que a continuación se relatan son hechos reales, ocurrieron en el verano de 2007, y hay evidencias que denotan que sucesos similares ocurren todavía en nuestros días, bajo la silenciada indiferencia de la población en general.


DÍA X.
Hora punta. La vía 10 de Sants está atestada de viajeros ansiosos esperando el tren con destinación Sant Vicenç de Calders. Los más afortunados se dirigen a la playa. Los menos, yo me encuentro entre ellos, a sus respectivos trabajos.
Una inerte voz femenin a va anunciando los sucesivos trenes qu llegan: La estructura de la frase es siempre la misma, con estudiados silencios en los cuales reside el único grado de libertad de esta voz:


"Tren amb destinació .... Vía ...."

Nosotros, los usuarios de Renfe, marionetas en sus manos, esperamos ese pequeño, casi imperceptible cambio, que hace que esa frase sea, precisamente, la nuestra.
Par la entidad ferroviaria, todos somos iguales.


Ya en el cercanías, que como es debido no llega a las horas indicadas, la espera se prolonga. El tren parece haber decidido no salir de Sants. Los cientos de usuarios que no9s dirijimos a nuestros trabajos, nos vemos así conducidos hacia un inevitable retraso, con las consecuencias pertinentes: doble trabajo, malas caras, horas extras....

Casi 1 hora después, el tren inicia su marcha, poniendo fin a nuestra agonía (o principio....) El transcurso de ese día ha quedado inevitablemente fijado.

Nuestro destino, externamente impuesto.


DIA Y.
Espero a unos amigos en Barcelona. Recibo un sms: "Estamos intentando llegar.Retraso en línea 1. p* Renfe"
Llegar a Arco de Triunfo parece no ser tarea fácil.
Sábado noche: también marcado por una fuerza implacable, externa, contra la cual nada podemos hacer y que domina nuestras vidas día tras día: La Renfe.


DÍA Z.
20h. Agosto. Intento volver de Castelldefels a Barcelona.
Esto implica un trayecto probablemente de pie, con o sin aire acondicionado, aleatoriamente. Centenares de veraneantes, autóctonos o extranjeros, siguen mi mismo recorrido. Ellos, vuelven de la playa (entre este grupo, una importante población la componen mis adorados pi-hippies, tan despreocupados, tan morales....). Yo, he pasado más de 10 horas trabajando. Volvamos al tren: abarrotado, niños chillando, calor (si la providencia decide que ese día no hay refrigeración) o frío excesivo... Pronto, acaba la agonía, llegamos a Belvitge, entonces....
Una voz....

"Averías en el resto de la línea. No puede estimarse el tiempo de reanudación de la marcha"

Quiero llegar a casa.

El niño que berrea y pega a su hermana, quiere llegar a casa.


El pi-hippie (que ha apsado el día en la playa, no puede soportar tanto estrés....) quiere llegar a su chocita....( apuesto a que vive en un barrio mejor que el mío, en una casa mejor que la mía, y que va encontrar la cena, hecha. Yo, veré qué ceno hoy (si consigo llegar a casa))


Belvitge... aquí hay metro...No sé dónde, pero está la Línea Roja...


Yo, el pi-hippie, la madre con los niños.... salimos del vagón. Decido......

seguir a la masa.

Y la masa, cuyo destino y movimientos son decididos a su vez por esa omnipotente ferza externa (la Renfe), se dirije (creo) hacia la boca del metro.

En el recorrido (que no es trivial), una chica me pregunta, precisamente, dónde está la parada del metro.

"No lo sé. Yo, sigo a la gente"

Estas palabras han salido de mis labios.

HORROR

Soy una más

Pertenezco a LA MASA.


Reconozco me pertenencia a ELLA sin escrúpulos, recomiendo este anodino comportamiento, acepto ser manipulada, marioneta en manos ajenas...

No soy nadie. Vajero nº X, un cuerpo si rostro, rodeado de un flujo de gente que me conduce, una insignificante gota del poderoso torrente cuyo cauce ha sido trazado por las poderosas fuerzas de la NO-Naturaleza, encarnada en la Renfe.



Miro a mi alrededor:

La chica, se ha unido a nosotros. Es ahora un auómata más. He conseguido un nuevo adepto a esta nuestra secta. Sin personalidad, sin individualidad, llegamos al metro.
Inicia su marcha.....

Para en Santa Eulalia. "Por obras en el resto de la vía, este trn termina aquí su recorrido"

Salimos del vagón, desconcertados por el nuevo golpe del ¿azar?
¿Qué hacer ahora?
Soy libre de decidir mis pasos... no contaba con ello....Tanta súbita libertad me encadena.
Entonces, descubro mi salvación:

Una flecha.

Un letrero.


TMB...me salva:
"Bus Plaza Espanya"

Ya sé qué hacer.

La masa sigue las flechas, estratégicamente dispersas por los pasillos del metro... salimos a la superficie.

Yo, los pi-hippies, la madre, los niños, la chica....
El camino está perfectamente guiado: flechas pintadas en el suelo, carteles en los cruces...

Un bus aparece delante mío.
Pregunto: "¿A Plaza España?"
Una figura sin rostro vestida de rojo responde: "SI" (La Renfe responde, no la persona)
Esto salvada.

Dos horas después de iniciar el regreso, llego a mi casa.



A la mañana siguiente me despierto.
Pienso: Dentro de media hora, estaré en Sants, cogeré el tren.
El primer pensamiento de la mañana es para ella... para la Renfe.

Entonces me doy cuenta de la magnitud del hecho....

Amaba a la Renfe.

2 comentarios:

Anatexia dijo...

Odio la puntualidad del Metro Vienés. Es tan puntual que siempre, siempre lo pierdo...
El Lema del transporte público aquí es "Die Stadt gehört dir" = "La ciudad te pertenece"...

Anónimo dijo...

Espero cada día que hayas publicado algo nuevo...