27 de enero de 2008

Mi propio jardín




"Así que uno planta su propio jardín

y decora su propia alma,

en lugar de esperar que alguien le traiga flores."


Hace ya un tiempo que cada vez que escribo una entrada en el blog, no puedo evitar pensar en este fragmento del famoso "Y uno aprende" de Borges, al que tantas veces hemos recurrido. Esta idea me acompaña, y ha llegado a convertirse en uno de los pilares de mi pensamiento.

Como ya expliqué en mi "Declaración de intenciones", no busco público cuando escribo en el blog. Quizás por eso sois muy pocos los que conocéis su existencia. Tampoco pido comentarios, nunca lo he hecho, y no lo haré. Sin embargo, hoy quiero agradecer a todos los que alguna vez han escrito, libremente, voluntariamente, porque les ha salido del corazón. Gracias a ese reducido número de personas especiales que sois mis joyas más preciosas y sé que aunque pocas veces escribís, me leéis. Gracias a esos que, sin apenas conocerme, me sorprenden cada vez que encuentro el rastro de su paso por mi blog, porque los siento como los más auténticos de los comentarios, puesto que no esperan absolutamente nada a cambio, pues provienen de personas a las que quizás nunca volveré a ver... Y por último, están los anónimos... cobardes anónimos, enigmáticos anónimos... que transtornan mi razón, que intrigan mi corazón.


"Pompas de jabón" es mi jardín.

Me gusta cultivarlo, me gusta que sea sólo mío. Soy yo quien seguro más lo frecuenta. Acostumbro a pasear por este jardín privado, lejos del mundanal ruido, contemplando el pasado, soñando el futuro... De vez en cuando, planto una nueva flor, que puede crecer y llegar a ser la más bella del jardín, y perfumarlo con su embriagadora esencia...si alguien la riega. Paseando solitaria por mi jardín me dejo inundar por el aroma de estas flores que con mis propias manos cultivo, sin prisas, disfrutando de la utopía de mi mundo. Aquí abro mi mente como quien abre una pajarera, y dejo que mis pensamientos vuelen libres, cual blancas palomas, y vayan a donde quieran... al cielo ...al infierno. Porque aquí soy libre de ser tan buena o tan mala como quiera...

A veces, doy la llave de este jardín a alguien, le ofrezco mi mano...y si quiere, le invito a pasear entre las flores, a mi lado...
Plantar mi propio jardín puede parecer egoísta, incluso antisocial. Yo no lo creo así. Porque si consigo hacer crecer en él flores suficientemente bellas, un día podré cortarlas y entregarlas a alguien especial. Será como si me desprendiera de un trocito de mi alma, pero si el receptor del regalo lo acoge con ilusión, habrá merecido la pena cultivarlo durante años, hasta que alcance su esplendor, y entonces regalarlo.


El abono de este jardín son sin duda, las conversaciones. Esas conversaciones que lo son todo; que crean un vínculo mágico entre sus interlocutores. El abono también son las ideas compartidas, los escritos de otros blogs, las lecturas, las citas, las palabras...



Nunca nadie me ha regalado flores.


Por eso, me gusta trabajar mi jardín, y verlo crecer cada día.

Porque en este otro mundo sí me habéis regalado flores.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

No siempre las mejores decisiones son las más fáciles.

Anónimo dijo...

¡¡Woooww=DDD!

Pues, así es, cada kien sabe a kienes deja entrar a su "jardín", y como con cada vivencia le va dando forma..Sabes lo que siembras y sabes lo que cultivaras en su momento, por eso es bueno dar lo mejor de nosotros.. Todo tiene una igualdad.. (Tal vez ya te aburrí =S, pero al igual me encanta escribir, y leer, tu blog me parece interesante =D)